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Por Diego Dumont

Recuerdo un capítulo de los Simpsons donde el Sr. Burns deja de producir energía en la planta de Springfield y la encomienda a trabajadores de la India. Ante la molestia de algunos habitantes, el dueño de la taberna Moe les dice algo así como ¿qué les molesta si esta cerveza es alemana y el televisor es japonés?. – ¿Hay algo hecho en Estados Unidos? Pregunta un cliente. -Si, esto. Dice Moe y le apunta con una escopeta. Dentro de la ironía se esconde la realidad de la deslocalización industrial u “outsourcing”.

¿Por qué las empresas tecnológicas más famosas se concentran en Silicon Valley, California; las empresas financieras más importantes en Nueva York y la industria del ocio y entretenimiento en Hollywood?. Alfred Marshall, economista británico, explicaba que esto sucede por tres razones:

  1. Existencia de proveedores especializados: un grupo industrial concentrado genera suficiente mercado para que proveedores especializados se asienten en torno a él. Incluso hay empresas en el mundo que son “fabless” (sin fábrica), sólo diseñan y encomiendan la producción a otra.
  2. Mercado de Trabajo especializado: cuando hay concentración de industrias afines, se genera a su alrededor una concentración mano de obra especializada. La industria que cuenta con trabajadores específicos y los trabajadores que tienen menor riesgo de desempleo en esa región.
  3. Efecto desbordamiento del conocimiento: una forma importante en que se transmite el know how es el intercambio informal de ideas e información, que se da cuando empleados de distintas empresas de una misma industria concentrada geográficamente, coinciden en eventos sociales fuera del horario laboral.

Pero ¿Por qué esa concentración industrial se inicia en un lugar preciso?.  La explicación no siempre está en la presencia de recursos naturales. Podemos comprender la producción de cítricos en torno a Concordia (Entre Ríos), la de yerba mate en Misiones, la industria pesquera en Mar del Plata, la del vino en Mendoza o la de la Stevia en Paraguay. Pero ¿cómo explicar la presencia de decenas de fábricas de muebles en Esperanza (Santa Fe), o Tigre (Bs. As.)?. ¿Por qué se han concentrado en Rosario, gran parte de las empresas que brindan servicios multimedia a las multinacionales que ofrecen películas por streaming?. La respuesta es, por simple casualidad de la vida, o accidentes históricos. Por ejemplo, en la ciudad china de Qiaotou, hace 40 años tres hermanos encontraron unos botones en la calle y los vendieron. Fue el inicio de un conjunto de empresas que a la fecha produce más de la mitad de los botones de todo el mundo.

Lo visto se conoce como economías de escala externas. La concentración de empresas afines produce rendimientos crecientes, y colabora para que los países se enfoquen en un rango limitado de bienes y servicios y el mundo se beneficie de esa especialización aumentando el umbral de posibilidades de consumo. Ya el comercio no se explica sólo por las ventajas comparativas. Incluso, el accidente histórico que inició la industria termina siendo crucial, porque aún habiendo otro país o región que en los cálculos preliminares pudiera producir a menor precio, las economías de escala conseguidas por los productores que “pegaron primero”, operan como barrera de entrada al mercado.

Esto puede ser una lección para nuestros dirigentes. Primero, para cuidar lo que tenemos. Las economías de escala le dan una oportunidad al país para incrementar exportaciones, y las ventajas obtenidas no deben ser boicoteadas por el propio Estado. Segundo, para tener una administración del comercio más inteligente. Por lo general, Argentina suele enfocarse en situaciones coyunturales, pero es mejor saber dónde apretar la tecla. El “argumento de la industria naciente” dicta que de complicarse el comercio temporalmente debe hacerse donde una vez normalizado, una nueva industria florezca.